El 18 de noviembre Letonia cumple 93 años de independencia pero tan solo 40 de soberanía. ¿Cómo es esto posible? Echemos un pequeño vistazo a la historia de Letonia.
En el s. XIX Letonia pertenece a la Rusia de los zares. Este siglo es el del nacimiento de los nacionalismos, y nuestro país báltico favorito no será inmune a esta tendencia, por lo que hacia finales de la centuria comenzará un movimiento cultural que poco a poco iría calando en la sociedad, un movimiento que pondrá en valor la cultura, la lengua y las tradiciones del pueblo letón. Este movimiento seguirá creciendo frente a los esfuerzos de “rusificar” el país hasta que encuentre su gran oportunidad con la revolución de 1917 y el final de la Primera Guerra Mundial.
Tras la revolución de octubre, los partidos nacionalistas se posicionaron del lado de los demócratas, se buscaba una Letonia con amplia autonomía dentro de una Rusia democrática. Sin embargo, los soviets también gozaban de popularidad en el país, y tenían el apoyo de los fusileros letones, a los que se les habían prometido que habría tierra para todos, pero dentro de la Rusia soviética. Los soviets se rebelaron y tomaron algunas ciudades, pero su triunfo fue efímero, ya que el ejército alemán capturó Riga en septiembre de 1917.
Bajo dominio alemán varias asociaciones de políticos letones comenzaron a trabajar en la autonomía letona (decidiendo el grado de independencia) aunque los comunistas no estaban dentro de esta coalición. Tras mucho negociar un conjunto de ocho partidos políticos proclamaban la república el 18 de noviembre de 1918, cantándose al inicio de la ceremonia el himno nacional y eligiendo la bandera actual como símbolo nacional.
Tuvieron grandes problemas durante 1918-1919, ya que estaban aún bajo dominio alemán (contrario a la independencia) y sin ejército para contener a los bolcheviques. Pero tras luchar contra todos, incluidos ellos mismos, los letones consiguieron logar la estabilidad y una seguridad en su soberanía en 1920. Letonia sin embargo sólo disfrutaría de 20 años de independencia, ya que en 1940 sería devorada por la URSS como consecuencia del pacto Molotov-Ribbentrop, por el cual la Alemania nazi y la URSS se repartieron los territorios del este de Europa. Letonia se convertía así de forma involuntaria en la 15ª República del bloque comunista. Sin embargo en 1941 los alemanes violaban el pacto de no agresión e invadían la URSS, conquistando Letonia y manteniéndola hasta el 44, cuando volvió a ser recuperada por el ejército rojo. A partir de este momento, Letonia formaría parte del la URSS durante 46 años más. Casi medio siglo en la que se la consideró “la perla de la corona rusa”, y en la que recibió inmigrantes (o colonos desde el punto de vista letón) de todo el bloque soviético en un nuevo intento de rusificarla y disminuir sus pretensiones soberanistas.
Pero Letonia estaba esperando el momento de debilidad del gigante soviético, y este llegó cuando se desmoronó la URSS. Ya a finales de los ochenta, numerosos movimientos sociales y culturales afloraron en Letonia y el pueblo comenzó a manifestarse en las calles para protestar en días conmemorativos. Un momento de alta tensión sucedería a principios de 1991, cuando en Riga se levantaron barricadas en toda la ciudad, vigiladas por 100.000 personas desarmadas, en protesta por la represión que se estaba llevando a cabo en la vecina Lituania, y dónde hubo encontronazos con las fuerzas rusas, muriendo algunos manifestantes por disparos.
Finalmente, tras el golpe de estado fallido contra Gorbachov, el Consejo Supremo de Letonia acepta la Ley Constitucional que declara Letonia como una República Democrática independiente según la Constitución de 1922. Poco después la Federación rusa, con Boris Yeltsin a la cabeza, reconocía la independencia de Letonia, cuya soberanía nacional fue completa cuando en 1994 el ejército abandonaba su última base en tierras bálticas.
Letonia siempre se consideró independiente, un país diferenciado dentro de la URSS, por eso se considera que es hace 94 años cuando comenzó su andadura, y que los 49 años dentro del bloque soviético, fueron años de una invasión ilegal, un forzado paréntesis, que finalmente terminó gracias al esfuerzo, y la alegría del país, en el espíritu conocido como la revolución cantada, pero esa historia la contaremos en otra ocasión.
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